martes, 28 de octubre de 2014

Marruecos Octubre 2014, por el Alto Atlas.

En preparación.
Pronto añadiré una pequeña crónica y un mapa de la zona recorrida.
Dándole el punto de cocción al termostato, je, je.



























CRONICA DEL VIAJE

El viaje tuvo tres partes, claramente diferenciadas, que hubo que reordenar por los avatares del clima.
Inicialmente estaba previsto visitar Tetuan como sección turística, luego ascender al Atlas como plato fuerte y finalmente recorrer la playa en sentido ascendente desde Kenitra a Larache como broche fin de fiesta.
La climatología obligó a Julio a aguzar su buen sentido y dejamos el Atlas para el final.
Las dos semanas previas a nuestro viaje fueron de grandes tormentas con intensas lluvias que podían crearnos alguna complicación. Por eso nuestro magnífico gestor de rutas rehizo sobre la marcha el orden de los distintos sectores e incluso el sentido de algunos de los tramos,con el fin de "dejar secar en lo posible algunos Oueds y gargantas".
Al final el recorrido fue 1º Tetuan, 2º La Playa de Larache a Kenitra (esta vez en dirección norte - sur) y finalmente el recorrido por el Alto Atlas.
En realidad hubo un cuarto tramo entre Kenitra y Ouazarzate, con parada en Marrakesch, no previsto pero que resultó ser de alta complejidad.
Fue un tramo tipo gimkana, esquivando todo tipo de atascos por la autopista y vehículos de los mas variados aspectos, estados de mantenimiento, edad y conductor mas o menos enloquecido.
Era la "Fiesta de cordero" fiesta musulmana familiar en la que se reunen (aunque cada uno venga de un extremo del país en los medios de transporte mas exóticos) y matan un cordero (que previamente transportan en el vehículo). Es probablemente el momento de mayor afluencia de vehículos por las pistas, carreteras y autopistas marroquíes. No importa su estado o condición, ¡hay que ir!.
A mi me recordó algún trayecto que me he visto obligado a realizar en el amanecer de año nuevo. Lo mas peligroso que conozco. A su lado el puenting, la escalada o la espeleología son juegos de niños.
En plena noche Julio y Adela se encontraron un cacharro, sin luces, empujado por sus ocupantes, que invadió el carril de la autovía para rebasar a otro parado. Insisto, de locos. Varios accidentes y múltiples averiados.
Lo de transportar el cordero en cualquier vehículo no es broma igual da un moto-carro que un "mercedes".



 Eso si, son absolutamente "humanitarios" con el animalito.



Y aunque el Mercedes no hubiera pasado la ITV en nuestro continente, al menos el cordero podía respirar.
Si va a girar a la izquierda saca la lengua.....y si frena mueve las orejas.

PRIMERA PARTE "LA APROXIMACION"

Como parte de los componentes del grupo (Pedro y Piedad) iniciaban el periplo en Victoria, para hacer mas llevadero el viaje hasta Tetuán, decidimos hacerlo en dos etapas. El resto nos incorporaríamos desde Las Rozas y Alcorcón, juntándonos para hacer noche en Monesterio y así poder llegar con tranquilidad al día siguiente al Ferry para pasar el estrecho.

Pedro eligió con acierto un área de servicio (Complejo Leo 24h) que dispone de hotel, restaurante, tienda de delicatessen extremeñas, parking vigilado, gasolinera e infinidad de viajeros y turistas que salían de cientos de autobuses. A pesar de la masificación resultó un lugar muy recomendable.

Las habitaciones modernas, confortables, silenciosas y limpias. Con una ducha amplia y moderna. El restaurante propone un menú del día con mucha variedad donde elegir y de nivel gastronómico estupendo. Por 10 € cenamos con dos platos bebida y postre.
Yo me tomé una ensalada campera y unas carrilleras muy pero que muy ricas.
El desayuno precisó de lucha de codazos anti-jubilado-viajero pero al final nos trasegamos un café con tostada muy rico.

Tras reponer gasóleo, etc partimos hacia Algeciras, esta vez sin despistes en Jerez. Llegamos al embarque con tiempo de sobra. Como se haría la hora de comer en el barco, a propuesta de Adela decidimos preparar bocatas con el embutido y pan de Monesterio y comprar las bebidas frescas en el Ferry....

Pero el Adela propone y Eolo dispone, y para esta ocasión el dios del viento dispuso travesía del estrecho agitada.

No nos dejaros comer ni beber nada durante la travesía. Tampoco salir a cubierta. Así que no quedó mas remedio que disfrutar de una cabezadita.



Como siempre, las chicas mucho mas intelectuales con sus eboock y nosotros roncando.



Al poco de salir del puerto de Algeciras empezó un amenazante reparto de bolsas (sobre la mesa), que dio mucho que pensar.

¡Menos mal que las fotos no tienen sonido!

Cuando empezó a moverse y dar saltos, la orquesta de pasajeros voluntarios nos amenizó el trayecto con un concierto en Do mayor de arcadas en vacío.
Al final llegó el puerto de Ceuta y pudimos desembarcar sanos y salvos y sin ninguna baja en nuestro contingente.
Eso de ser ya viejos navegantes del estrecho facilita mucho.

Ya puestos a mantener el ayuno, y como si de ramadán se tratara, decidimos pasar la frontera cuanto antes y luego ya comeríamos.

Fue un paso de frontera ejemplar, accedimos sin atascos, cambiamos dirham (11 Dh = 1€) y realizamos todos los trámites fronterizos en menos de una hora. Todo un record.

Ya una vez en el Reino Alahuita nos tomamos unos soberbios bocatas de jamón con tomate natural y otros de anchoas con tomate que no se los saltaba un gitano. Montamos emisoras y nos dirigimos a Tetuán por la nueva autopista.

La tarde estaba con amenaza de lluvia pero al final el clima nos permitió una bonita visita a la ciudad.

Teníamos reserva en el Hotel EL YACUTA, situado a la entrada.
Recomendable porque tiene parking propio con vigilante (2€/coche), ascensor, habitaciones limpias y buenas.
El desayuno, tradicional, estuvo bastante bien.

LA VISITA A TETOUAN

La visita a Tetuán se inició con una experiencia paranormal. Pedimos un taxi en el hotel, advirtiendo que eramos seis pasajeros, con lo que pensamos que o era un furgón o encestaríamos dos.




Como estábamos inmersos en el fin de semana de la fiesta del cordero y todo eran trajines de acá para allá, el "Taxi" se hizo esperar.

Mientras aparecía el taxi, decidimos sincronizar los relojes como los espías. Cada uno teníamos una hora distinta. La compañía telefónica no actualiza, por lo que se ve, el cambio de hora de verano y cada móvil y cada reloj decía una cosa. Ya nos pasó la vez anterior que en los tickets de los peajes aparecía la hora mal.
 
Cuando por fin apareció, resultó ser un "Mercedes 180" de la generación siguiente a los colas (años 70-80). Pero eso era por fuera..... por dentro, y a tenor del ruido que hacía y de las vibraciones, creo que era una "Vaina de la Guerra de las Galaxias" a punto de explotar por el sobre esfuerzo.









El techo en su interior tenía parches de tejido de distinto color (tipo codera de americana), los tiradores de las puertas eran un trozo de cinta de persiana sujeta por dos tacos de madera atornillados a la chapa....
De los cinturones no hablamos, porque a mi de pequeño me enseñaros que no se debe hablar de lo que no se conoce. Yo no los recuerdo y aunque los recordase habría sido imposible ponérnoslos porque no podíamos mover un brazo para cogerlos. Delante el chofer, Julio y Adela. Detrás Antonio, Pedro, Piedad, yo y el bufar del diferencial... Pero al final, tras tener que meter primera en alguna calleja empinada, nos dejó en el centro, en la plaza del palacio de Mohamed, entre la medina y el barrio español.

La medina es pequeñita pero muy agradable. Toda amurallada. Yo tuve la sensación de que era una medina para ellos y no para los turistas.


Callejas estrechas con mas corderos.


Cualquier cosa se puede encontrar, y todo revuelto. Un ebanista junto a un vendedor de pacas de paja para los animales y al lado una freiduría de pestiños y una carnicería.

Luego nos encaminamos al Barrio Español. La construcción es completamente diferente, colonial del XIX o principios del XX. Realmente bonito pero con el nivel de mantenimiento "Marrocaine".


Antonio empezó con la cantinela de que a media tarde un cafetito con leche... y cuando decidimos sentarnos , el va i se apunta a un té moruno.

 En justo castigo a su perversidad, a partir de ahí no le concedimos ni un solo cafetito mas de merienda. Y eso que las fue piando todo el viaje.

Tras un buen paseo admirando el mercadillo y el comercio moderno de la ciudad, recalamos en un restaurante (no consigo recordar el nombre) con especialidad en pescado y marisco. Allí nos ofrecieron cuatro variedades de fritura de calamar, en las que mi exquisito paladar no fue capaz de distinguir unas de otras. Romana, Rebozados, Fritos y una cuarta variedad que no recuerdo. Yo creo que hasta el camarero dudaba a la hora de identificar cual era cual.

Tras la cena una nueva experiencia "tipo vaina", pero en este cacharro además de bufarle el diferencial, le chirriaban los frenos. Por fin llegamos al hotel e hicimos un ratito de charla en la puerta y a la piltra que mañana se inicia una etapa larga "LA PLAYA".




TETUÁN - LARACHE
 

Salimos temprano tras el rico desayuno. 

Continuará

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