miércoles, 6 de febrero de 2008

ACEITUNAS GRACIAS A LOS AMIGOS

Yo le tenía ganas a aliñar unas aceitunas y nunca me decidía. Es como lo de hacer chorizos en casa, que no lo pierdo de vista.

Gracias a los amigos he podido "realizarme" esta temporada.

Sorprendentemente fácil, yo solo he puesto esto:












Agua, sal y un huevo.






El resto es regalo de mis muchos amigos.

Cuando "Los de Morata" me ofrecieron ir a cojer aceitunas a sus olivos, y encima nos invitaron a unas gloriosas patatas con níscalos, yo empecé a creer que los amigos existen.



Hubo que pararles los pies cuando ya llevábamos un cubo grande. Yo quería experimentar a aliñar aceitunas, no poner una fábrica.

Pasamos a relatar la experiencia. Despues de consultar diversas fuentes experimentadas, me decidí por curarlas sin sosa, símplemente poniendolas en el patio en un cubo con agua y cambiándoles el agua a diario durante un mes y medio.

Luego hay que aliñarlas y envasarlas.

Para este menester tambien es preciso contar con amigos.

Encarni me regaló los ajos de su pueblo, y la abuela de Gema la guindilla y el orégano.



Luego solo tuve que envasarlas, poner los dientes de ajo, pelín de guindilla, orégano y salmuera (que el huevo fresco se separe del suelo).

Cubrirlas de aceite (para evitar el moho). Taparlas y esperar otro mes y medio.



Un puntito amargas como a mi me gustan.
Han sido todo un éxito.

Si mis "proveedores" me siguen aportando esa exquisita materia prima, seguiré intentando perfeccionar la técnica.

El año que viene las rajo (y no es una amenaza).




MARISCADA EN LA MANGA





Con la excusa de examinarnos de Patrón estuvimos en La Manga en casa de unos magníficos amigos.








Fuera de la temporada turística podemos disfrutar de muchas zonas de España, como si fueran auténticos paraisos.
Un clima suave mediterráneo, con días soleados y fresca brisa. Poca gente y ninguna aglomeración. Ya lo he dicho, el paraiso de invierno.


Mirad que flores en pleno invierno.

Pero la cuestión gastronómica tampoco se quedó atrás.
Cerca del mar optamos por sus frutos frescos para hacer a la plancha.

Ricos salmonetes y sepias medianitas.

Cigalitas terciadas y gamba roja local.
La única concesión fuera de la plancha fueron unas almejas y unos mejillones al vapor, con un toque de apio que daba un punto exquisito a los mejillones.

Impresionante. No hay más que decir.
Está claro que, entre la buena compañía, el clima, y los maravillosos alimentos, no va a quedar otro remedio que repetir.
Gracias Urbano y Miriam. Tarde pero de corazón.