sábado, 21 de agosto de 2010

Nos fuimos a Islandia




Este verano decidimos realizar un viajecito familiar aventurero. Nos fuimos a recorrer Islandia.


María Jesús, las dos abuelas y yo.
La verdad es que creo que todos lo pasamos bastante bien. El viaje finalizó sin ningún incidente que reseñar y las abuelas estuvieron a la altura.

Comenzamos a las 05:00 con un taxi que nos llevó a Barajas con puntualidad insospechada. Yo empecé a relajarme. Todos llevábamos el equipaje adecuado. Solo una maleta por persona y un bolso de mano. ¡Y las maletas pesaban menos del máximo permitido!.
Como llegamos con tiempo de sobra y la policía no nos planteó ningún problema a pesar del marca pasos de Aurora (no puede pasar por los arcos y la cachean en toda regla) y del cinturón que no sujeta nada de Olvido y su cadena de oro que no se quita (menos mal que me hizo caso y se quitó su manojo de llaves del sitio secreto...) nos pudimos regalar un magnífico desayuno con bocata de jamón incluido.

Incluso nos facturaron los equipajes a destino final (Keflavik) aunque tenemos un salto en Londres y son dos compañías distintas.
Vuelo perfecto, comenzaron los milagros de la biodramina/cafeina y Olvido se permitió hacer crucigramas durante el aterrizaje.
En Gatwick (Londres) nos marearon algo y nos regalaron con un magnífico retraso de cuatro horas, que sumado a las dos horas y tres cuartos de diferencia entre vuelos y un regalito de 15 minutos de adelanto en la llegada del vuelo de Madrid, se puso en la inestimable cantidad de siete horas tirados en el aeropuerto.

Lo cual dio pié a la primera lección de inglés: "Hot milk"....
Nos zampamos un hamburguesa con cervecilla inglesa durante la espera, compramos agua, compramos mas agua, hicimos pises y pises....

Al fin embarcamos y sin novedad y tras un segundo milagro de la biodramina llegamos a Keflavik (aeropuerto internacional de Islandia) a unos cincuenta kilómetros de Reikiavik .

Nos montamos en el FLYBUS y nos dejó en la puerta del hotel Icelandair, situado en el mismo aeropuerto local de Reikiavik (que gracias a Dios no funcionaba por la noche).

Fijaros las vistas desde la ventana

Llegamos justo para poder cenar (cerraban a las 22:00). Magnífico bufé que las hambrientas abuelas disfrutaron. Fue el primer contacto con la comida islandesa. Buen pan, mejor salmón.

La fruta dejaba que desear, pero no podíamos esperar otra cosa viniendo de la fruta de verano española.

Total nos levantamos a las 04:00 y estábamos cenando en el hotel veinte horas después.
¡Y tenían ganas de cenar! Quedamos en el desayuno a las 08:00.
Fin del D+1